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investigaciones muestran propiedades, como el determinismo caótico, la
dimensión fractal o la borrosidad, de las que se desprende que la realidad es
constitutivamente compleja en sus manifestaciones tanto físicas como psíquicas
y sociales. Esto plantea la posibilidad de una ciencia social y una Psicología
complejas. Este trabajo muestra el sentido original histórico de la
complejidad, las causas y efectos de su abandono posterior y de su recuperación
actual en una epistemología de la complejidad que aporta una comprensión del
ser humano como un ser paradójico que es, a la vez, ordenado y caótico, regular
e irregular, contradictorio y borroso, en su personalidad y su comportamiento.
Palabras clave: Psicología. Complejidad; caos; fractal; lógica borrosa;
epistemología; Filosofía.
The Return of Complexity and the New Image of
Human Being: Towards a Complex Psychology Abstract Recent researches show
properties such as chaotic determinism, fractal dimension, or fuzziness, from
which we can derive that reality, is constituently complex in its psychical and
social manifestations. This suggests that a complex social science and
psychology might exist. The present work shows the meaning of the historical
origin of complexity, the reasons and the effects of its subsequent abandon and
its actual recuperation as an epistemology of the complexity. That contributes
to the understanding the human being as a paradoxical being who is the same
time, tidy and chaotic, regular and irregular, contradictory and fuzzy in both
his personality and behavior. Keywords: Psychology; complexity; chaos;
fractal; fuzzy sets; epistemology; philosophy.
Son relativamente abundantes los
trabajos que en la mayoría de los campos de la ciencia apuntan hacia un
paradigma epistemológico basado en la complejidad como alternativa al paradigma
dominante que rinde culto a la simplicidad. Ahora bien, en dichos trabajos la
complejidad tiene un sentido que tiene poco que ver con el significado que
recibe en las corrientes psicológicas más o menos tradicionales, por ejemplo en
el psicoanálisis cuando se refiere al complejo de Edipo, o en el conductismo
cuando habla de un aprendizaje complejo, e incluso con el deducible de
orientaciones como el interaccionismo simbólico o la hermenéutica cuando
insisten en la condición radicalmente diferencial (compleja) que como sujetos
tenemos las personas. En cualquier caso, aquel paradigma alternativo sugiere la
posibilidad de una ciencia psicológica orientada hacia un conocimiento complejo
del ser humano, capaz de aprehenderlo sin reduccionismos y comprenderlo de un
modo más pleno y profundo.
Por ello, es pertinente que
aclare, en que sentido voy a referirme al paradigma de la complejidad.
Numerosas investigaciones con base empírica van descubriendo en diferentes
campos disciplinares fenómenos que muestran que la realidad es mucho más
compleja de lo que se suponía. Algunos de esos fenómenos, como los sistemas dinámicos
caóticos y las estructuras fractales pronto fueron relacionados entre sí y
considerados desde una óptica compleja y hoy son bastante conocidos. Otros,
como las llamadas catástrofes han sido mucho menos desarrollados y poco
tratados como fenómenos complejos. En cuanto a los conjuntos borrosos, son muy
estudiados pero en otro contexto, el de la lógica, y apenas relacionados con
aquellos fenómenos.
Por mi parte, presenté hace unos
años, en esta misma Revista (1995) un tratamiento integrador considerando estos
fenómenos, incluidos los conjuntos borrosos, como manifestaciones de la
complejidad. El modelo teórico resultante se caracteriza, como decía allí, por
ser operativo y aplicable, ya que no tiene una base especulativa sino en
teorías basadas en datos empíricos. Así entendida en el contexto descrito, la
complejidad resulta de un conjunto R. interam. Psicol. 38(1), 2004 de
propiedades cualitativas que, por lo que hasta hoy sabemos, son al menos la
caoticidad, la fractalidad, el catastrofismo y la borrosidad. Son propiedades
irreductibles, inherentes pues a la realidad en sus diversas manifestaciones no
sólo físicas sino también psíquicas y sociales.
Ante esto, uno puede preguntarse
por qué, si la realidad es compleja, domina hoy un paradigma basado en la
simplicidad. Una hipótesis plausible es que se cree que admitir una realidad
compleja supone una ambigüedad inadmisible para el conocimiento científico
establecido. Esta posibilidad invita a indagar si hay antecedentes de una
visión de la realidad en tal sentido. La respuesta puede ser relevante para
comprender mejor los dos paradigmas epistemológicos enfrentados en la
concepción del mundo y la imagen del ser humano.
El Abandono de la Complejidad Si
buscamos los orígenes de la visión compleja del mundo, la Historia nos lleva a
la antesala de la cultura griega, a la Grecia arcaica, que afrontó la
complejidad del mundo a través de la ambigüedad que percibió del mismo,
ambigüedad que respetó fervorosamente. Es sabido que, en aquella etapa
prefilosófica dominada por el mito y el Oráculo, el conocimiento profundo de la
naturaleza lo proporcionaba el saber mítico dotado de ambigüedad y por ello
capaz de asumir los múltiples aspectos contradictorios de la realidad. Este
saber mítico tenía por lo tanto un sentido francamente positivo, como fuente
inagotable de conocimiento.
Pero en la Grecia clásica, el
mito es sometido a la razón y pasa a ser visto como un pseudosaber,
precisamente por su ambigüedad, la cual se verá como un obstáculo para el
conocimiento de la verdad (alétheia). El helenista Detienne (1967/1981) lo
explica como sigue: En el pensamiento arcaico, la verdad residía en los
contrarios como complementarios, y esto conllevaba una ambigüedad considerada
propia del mundo divino y de la que la dualidad del mundo humano era un
reflejo. Mas la verdad mítica tuvo que ceder el paso a la verdad racional y la
lógica de la ambigüedad que aquélla suponía devino una lógica de la
contradicción. En este proceso fue decisiva la secularización de la palabra a
través de las prácticas políticas, jurídicas y en general sociales, que
construyeron el cuadro conceptual y aportaron las técnicas mentales que
favorecieron la sustitución del saber ambiguo por el pensamiento racional.
Más radical pero en el mismo
sentido, el filósofo de influencia nietzscheana, Colli (1975/1996) considera al
lenguaje (y la escritura) responsables de la destrucción del saber no unívoco o
ambiguo, propio de la sofía, esto es de la sabiduría proporcionada por los
mitos y los enigmas del Oráculo a través respectivamente del culto dionisíaco y
del culto délfico a Apolo, porque condujeron a un pensamiento abstracto,
racional y discursivo. Esto ocurre cuando el impulso cognoscitivo ya no
necesitó el estímulo del desafío de un dios, y bastó con que un hombre desafiara
dialécticamente a otro hombre para que aquél se presentara como un sabio. Esta
desacralización de la palabra, especifica Colli, llegó con Gorgias y sobre todo
con Platón.
Pero quien ha explicitado el
trasfondo epistemológico de la cuestión ha sido Gadamer (1997), al señalar que
la complejidad empieza a ser abandonada en Grecia justo cuando se entroniza la
razón como rectora del conocimiento y aparecen la filosofía y la ciencia,
porque se origina una fuerte tensión entre mito y logos que impide comprender
toda la complejidad del lenguaje, la palabra y el concepto.
En conclusión, al desacreditar la
filosofía y la ciencia por irracional el saber mítico, la ambigüedad es
rechazada como fuente de conocimiento, loo que comporta renunciar a la
complejidad de la aquélla es un reflejo. Este proceso de desmitificación e
imperio de la razón consolida la simplicidad, como paradigma epistemológico que
responde a la necesidad de una mayor inteligibilidad de la naturaleza (fisis).
Para hacer esto posible, la filosofía y la ciencia procuran simplificar al
máximo la naturaleza, cada vez tratada de un modo más abstracto y conceptual
como realidad, en un auténtico proceso de des-naturalización que intenta
eliminar la ambigüedad del mundo, con la consiguiente reducción de su
complejidad.
Munné, Frederic (Author). El retorno de la complejidad y la
nueva imagen del ser humano: hacia una psicología compleja. Brasil: Red Revista Interamericana de
Psicología, 2006.
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